Ningún Mono Está a Salvo en la Industria del Coco en Tailandia
Durante ocho meses, de diciembre de 2021 a julio de 2022, PETA Asia realizó su tercera investigación sobre la industria del coco de Tailandia, en la que monos encadenados son obligados a pasar largas horas trepando a árboles altos y recogiendo cocos pesados. En respuesta a las críticas internacionales tras la publicación de las dos investigaciones anteriores de PETA Asia, el gobierno tailandés y las compañías que fabrican productos de coco han afirmado que los monos ya no se usan en la fabricación de productos exportados, pero la nueva investigación de PETA Asia ha confirmado que el maltrato rampante de primates sigue sin control, y que la gente de la industria tailandesa del coco oculta deliberadamente el trabajo de monos en su cadena de suministro.
Se Sigue Capturando, Encadenando y Maltratando Monos en Tailandia
El dueño de una “escuela de monos” visitada por los investigadores admitió haber comprado monos a granjeros que separan a monos bebés silvestres de sus hogares y familias, aunque esto es algo generalmente ilegal.
En la naturaleza, los macacos viven en grandes grupos con estrictas jerarquías y un fuerte enfoque en las relaciones sociales. Pero en una de las instalaciones investigadas, tenían en jaulas, alejados de otros miembros de su propia especie, a jóvenes monos que iban a ser entrenados para recolectar cocos. En otra instalación, los investigadores vieron a una mona encadenada, quien también estaba alejada de otros monos, sin comida ni agua cerca y con poco acceso a la sombra.
En los entrenamientos, los monos permanecen encadenados con collares rígidos de metal alrededor del cuello. Los manejadores les enseñan a obedecer a través de la intimidación y el maltrato. Las imágenes de la investigación muestran a un entrenador golpeando a un mono, colgándolo por el cuello y luego azotándolo con la correa.
Un niño que intentaba entrenar a otro mono aterrado lo tira de la cadena que el animal tiene alrededor del cuello y lo cuelga reiteradamente en el aire – probablemente limitando o impidiéndole el ingreso de oxígeno – mientras el mono trata desesperadamente de agarrar la correa.
Los Monos Sufren Mordeduras, Picaduras y Huesos Rotos
Una vez que termina el entrenamiento, los monos son vendidos a recolectores de coco. Un empleado de una granja visitada por los investigadores reveló que mientras los monos trepan a los árboles, con frecuencia son picados por hormigas y avispones, algo que puede ser fatal. El trabajador continuó diciendo que los animales a veces se fracturan los huesos al caer de los árboles o al ser violentamente jalados hacia abajo.
Un proveedor tenía a los monos encadenados en terrenos inundados o en áreas de tierra llenas de basura casi sin protección contra los elementos, y un trabajador les dijo a los investigadores que los monos son obligados a recoger cocos durante más de una década antes de ser “retirados”, y quedar encadenados por el resto de sus vidas.
En otros casos, los monos pueden ser abandonados en el bosque, a pesar de no contar con las habilidades necesarias para sobrevivir por sí mismos tras haber sido criados en cautiverio o apartados de bebés de sus hogares y familias.
Las Mentiras Contadas por la Industria Tailandesa del Coco Están muy Arraigadas
Un intermediario de coco que habló con un investigador reconoció que, como resultado de las investigaciones previas de PETA Asia, ha habido una intensa presión internacional sobre la industria para que deje de usar trabajo forzado de monos. Casi 40 000 supermercados de todo el mundo han dejado de comprarle al principal productor tailandés de leche de coco, Chaokoh, y a otras marcas conocidas por ser cómplices del sufrimiento de monos.
Pero en lugar de disponerse a trabajar para avanzar en una significativa transición a métodos de cosecha sin monos, como plantar árboles más bajos cuyos cocos sean más fáciles de alcanzar, las granjas, los intermediarios, los fabricantes y el gobierno tailandés están todos ocupados en engañar a los consumidores. Un intermediario admitió ante los investigadores de PETA Asia que, sin supervisión, los recolectores de coco simplemente mienten. Los intermediarios siguen comprando cocos recogidos por monos y vendiéndolos a compañías que fabrican productos de coco, y esas compañías y el Gobierno promocionan su “sistema de auditoría”, aunque este se basa principalmente en la palabra de los productores de coco.
La deshonestidad es una característica propia de la industria tailandesa del coco. Es imposible garantizar que cualquier leche de coco enlatada producida en Tailandia – incluso la vendida por Chaokoh y Ampol Food (cuya empresa matriz es Theppadungporn Coconut Co.), Aroy-D, Thai Coconut Public Company, Tropicana Oil, Thai Pure, Ampawa, Edward & Sons Trading Co., o Suree – no usó trabajo forzado de monos. Pero muchas otras compañías pueden ofrecer esa garantía: venden productos elaborados con cocos recolectados en República Dominicana, India, Indonesia, Filipinas, Vietnam y otros países. PETA insta a los consumidores a comprar leche de coco enlatada solo de marcas que compren cocos fuera de Tailandia.
Ayuda a Acabar con el Trabajo Forzado de Monos en la Industria Tailandesa del Coco
Mira siempre las etiquetas de los productos de leche de coco, y ya sea una lata, una caja u otro envase, si dice “Producto de Tailandia”, déjalo en el estante. El agua de coco – generalmente, pero no siempre – proviene de cocos cultivados en árboles enanos, incluida la variedad Nam Hom, y cosecharlos no implica trabajo de los monos.