PETA Encubierta en la Clínica Cleveland: Cráneos Abiertos y Órganos Prolapsados
Un investigador de PETA en la Clínica Cleveland halló ratones paralizados, mutilados en cirugías frankensteinianas y abandonados a morir en agonía, todo esto financiado con el dinero de los contribuyentes. ¡Actúa ya!
A los animales les inyectaron toxinas que dañaron sus cuerpos, los abrieron con un suministro mínimo de analgésicos, los criaron deliberadamente para que sus órganos internos sobresalieran de sus cuerpos y los tenían severamente hacinados en jaulas. Un trabajador incluso describió las muertes prevenibles de animales como “aceptables”.
Todo esto ocurrió en los laboratorios de una de las instalaciones de investigación más conocida y más grande financiada con dinero de contribuyentes del país.
PETA ha conducido una investigación encubierta de seis meses de duración dentro de los laboratorios de la Clínica Cleveland, que, tan solo en 2019, recibió más de $100 millones de dólares de dinero de contribuyentes a través de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
Cráneos abiertos
Los experimentadores en la Clínica Cleveland lo llaman “ventana craneana”. Sin tanto eufemismo, es un agujero en el cráneo de un ratón a través del cual se expone el cerebro, que luego es cubierto con un panel de vidrio.
Los experimentadores les cortan la cabeza a los ratones, les perforan el cráneo para exponer el cerebro y succionan partes del mismo, exponiendo el hipocampo. Se coloca un cubreobjetos de vidrio sobre la parte expuesta del cerebro y se pega una “tapa” de acero inoxidable al cráneo del ratón. Solo se le suministra analgésicos el día de la cirugía y el siguiente. Estos experimentos dolorosos e invasivos son aparentemente realizados para monitorear lo que le sucede a la “condición del cerebro”. Sin embargo, la “estructura, función y comportamiento” del cerebro del ratón tiene poca relevancia con el cerebro humano.
Animales con sus órganos internos colgando
Los experimentadores en la Clínica Cleveland crían deliberadamente ratones propensos al prolapso de órganos pélvicos, en donde el útero, vejiga o tejido rectal caen fuera de lugar e incluso sobresalen fuera del cuerpo. Una ratona, llamada Daisy por el investigador de PETA, tenía prolapso rectal con sangre, una condición muy dolorosa, en la que parte del recto sobresale por el ano. Tuvo que arrastrar su tejido rectal sobresalido por su lecho de viruta durante al menos 10 semanas, y caminaba con sus piernas traseras abiertas de forma antinatural, pareciendo no querer poner presión en la parte inferior de su abdomen.
Daisy y los otros ratones, algunos de los cuales tenían prolapsos “enormes”, según la ayudante del experimentador, eran reiteradamente criados y se les negaban los analgésicos. Al preguntarle acerca de suministrarle a Daisy algo para que se sintiera mejor, respondió: “No, no hay nada”. Agregó que cuando las ratonas como Daisy “simplemente resisten” y dejan de criar, tras un año de dicho sufrimiento, solo entonces serán gaseadas hasta la muerte (siendo éste finalmente el destino de Daisy).
Otra ratona, llamada Lily, caminaba lentamente y se inclinaba hacia adelante con sus piernas muy separadas debido a la condición dolorosa sin tratar. Imagina a un perro o un gato siendo tratado de esta manera. Pero, por supuesto, los ratones sufren de igual manera que ellos, la extensión de su dolor no es proporcional a su diminuto tamaño.
Ratones paralizados se arrastran para comer
Los experimentadores les inyectaron un producto químico a los ratones que les causó una enfermedad inflamatoria del sistema nervioso central, dejándolos con dificultad para caminar y arrastrando sus piernas traseras. Aparentemente, se hace esto para “modelar” la esclerosis múltiple, a pesar de que lo que sucede en los ratones tiene poco parecido con lo que les sucede a los humanos con la enfermedad. La dolorosa condición de los ratones era la esperada, entonces, según un trabajador, su agonía no era reportada al personal veterinario a menos que su parálisis también afectara sus piernas delanteras o desarrollaran una condición cutánea como escaldado por orina causada por la imposibilidad de mover su parte trasera.
El investigador de PETA vio que algunos ratones que sufrían en este experimento perdían fuerza en sus miembros inferiores y ya no podían caminar. No podían más que tratar de gatear y arrastrarse para poder llegar a su comida.
Los experimentadores les cortaron la espalda y separaron los músculos de las vértebras para poder tomar imágenes de las médulas espinales.
Mátalos 'porque son feos'
Los ratones usados en un experimento de enfermedad renal desarrollaron enormes lesiones y tumores cutáneos rojos y en carne viva. Una ratona se rascaba continuamente un tumor que le cubría prácticamente toda la cara y que crecía hacia el ojo. Cuando los técnicos veterinarios le dijeron al experimentador que estos ratones estaban doloridos, el experimentador aparentemente respondió que querían “matar” a los ratones “solo porque son feos”.
Un ratón tenía una llaga de aproximadamente 3 pulgadas de largo que se extendía por toda su espalda. Se le había caído el pelo y tenía la piel roja. Otro ratón tenía una llaga del tamaño de un pulgar, cubierta por una gruesa costra en la parte baja de la espalda. Y otro ratón tenía una llaga de dos pulgadas en el lado derecho.
Un técnico veterinario dijo que estos ratones estaban “rascándose y mordiéndose la mierda de” las lesiones, ya que los ratones usados en el experimento “siempre” lo hacían.
Pero el investigador de PETA nunca vio que los ratones recibieran tratamiento o alivio para sus heridas como pomadas contra la picazón o analgésicos.
Animales enloquecidos por hacinamiento extremo
En la Clínica Cleveland, los ratones estaban apiñados en jaulas del tamaño de una caja de zapatos: hasta cinco ratones adultos o dos adultos con una camada de bebés en cada jaula. Los que estaban solos en una jaula no la pasaban mejor: en vez de compañía se les dio poco más que una toalla de papel.
A menudo, el personal no quitaba a las camadas o a los adultos adicionales de las jaulas antes de que nacieran nuevas camadas. Esto originaba pisoteos y hasta canibalismo a los bebés por sus fuertemente estresados padres en las condiciones intolerablemente antinaturales en que vivían.
Un técnico veterinario en la Clínica Cleveland dijo que “desde un punto de vista general” dichas muertes eran “aceptables”.
Otros ratones eran simplemente olvidados en algún lado.
Tres ratones fueron abandonados durante horas en un cubo de cartón sin agua ni comida. Cuando ningún grupo de experimentadores se responsabilizó por ellos, un supervisor dijo que de todos modos “no tendrían problema por eso”.
Seis ratones más fueron hallados abandonados en otro cubo. Dos fueron encontrados en una jaula cuyo destino era la basura. Un ayudante de un experimentador dejó a un ratón jadeando y esforzándose por respirar durante más de una hora antes de ser sometido a eutanasia.
Cerdos usados como muñecos vivos de práctica
En la Clínica Cleveland, otras especies también sufrieron. Los cerdos, quienes son animales sociales y juguetones, fueron dejados solos en recintos desolados. Un trabajador dijo que algunos fueron usados como instrumentos de “ensayo para nuevos doctores” mientras que otros fueron sometidos a una cirugía rectal experimental.