Huevos Japoneses Provenientes del Infierno de las Gallinas
Un nuevo exposé de PETA Asia sobre el mayor productor de huevos de Japón, ISE Foods, acreditado para proveer a las Olimpíadas de Tokio, revela un infierno en la Tierra para las gallinas. ISE Foods afirma que sus huevos son “tan frescos… que pueden comerse crudos”, pero el exposé de PETA Asia muestra suciedad, enfermedades y crueldad rampantes.
ISE hacina a las gallinas en jaulas abarrotadas y apiladas unas sobre otras. Los desechos de las aves de las jaulas de arriba frecuentemente caen sobre las jaulas de abajo. Dejan sufrir y morir a las aves por enfermedades dolorosas, y se ven obligadas a vivir junto a los cadáveres en descomposición de sus compañeras de jaula. Enastas nobles aves padecen toda una vida de sufrimiento en ISE Foods solo para que la compañía pueda vender sus secreciones corporales, unas sustancias nada saludables que los humanos no necesitan comer.
Mira:
Cuerpos descomponiéndose junto a las gallinas vivas
Las gallinas sienten dolor y terror igual que los humanos y todos los demás animales. Pero ISE Foods deja que decenas de gallinas mueran aterradas en agonía cuando quedan atrapadas debajo de comederos y son aplastadas. El reporte diario de la granja con despreocupación describía estas fatalidades como de gallinas que quedaban “atascadas”. Muchas de las gallinas muertas se pudrían y descomponían en sus jaulas y las sobrevivientes tenían que comer y dormir a solo pulgadas de ellas.
ISE Foods ve a las gallinas como máquinas de poner huevos, no como individuos que piensan y sienten.
Lesionadas, ignoradas y muriendo en agonía
Se encontraron muchas gallinas que sufrían por lesiones y dolorosas condiciones médicas por estar confinadas y forzadas a poner una enorme cantidad de huevos.
Algunas gallinas tenían prolapso de cloaca (protrusión de los tejidos reproductores fuera del cuerpo) una condición extremadamente dolorosa causada por suministrarles una dieta inadecuada o por el esfuerzo generado al forzarlas a poner más huevos de lo natural. Los tejidos inflamados en carne viva rozaban constantemente el piso de la sucia jaula de malla de alambre, provocando que la puesta de cada huevo fuera insoportablemente dolorosa.
Numerosas gallinas tenían también fuerte hinchazón abdominal, otra condición comúnmente vista en las gallinas explotadas por sus huevos. Otras sufrían de dolorosas heridas o pies inflamados por estar constantemente paradas sobre el cortante piso de malla de alambre que puede incrustarse en la sensible piel entre sus dedos.
En vez de recibir atención veterinaria y tratamiento, las gallinas enfermas y lesionadas eran simplemente llevadas a una “jaula de hospitalización”, donde algunas eventualmente morían.
Atrapadas y estresadas en jaulas abarrotadas
Las gallinas son aves extremadamente limpias, quienes necesitan acicalarse y tomar baños de polvo con regularidad. Pero en enormes galpones de la industria del huevo como estos, se ven forzadas a vivir en la suciedad, privadas de la libertad de tener una conducta natural.
Dentro de los oscuros galpones de ISE Food Farms, las aves son apiñadas tan estrechamente en jaulas que ni siquiera pueden desplegar sus alas. El espacio en el que vive cada gallina es menor al de una hoja de papel. No tienen lugar para pararse, sentarse ni acostarse, más que en la incómoda malla de alambre de sus jaulas.
El inaguantable estrés y frustración de este confinamiento extremo provocan que muchas gallinas peleen entre ellas e incluso se automutilen. Un gran número de gallinas padece una importante pérdida de plumas.
Incluso en países desarrollados y ricos como Japón, Estados Unidos, Australia, Alemania y el Reino Unido, los animales usados por lucro siempre sufren. El abuso documentado por el informante en ISE Foods refleja lo que PETA y sus filiales internacionales han hallado en cada granja de huevo investigada en todo el mundo.
