Sangre, pánico, enfermedades y suciedad, eso es lo que hay en tu plato de Nochebuena
Ayuda a PETA Latino a evitar que 100 000 cerdos mueran para esta Nochebuena
Cada año, familias de todo el mundo visitan mataderos y supermercados para comprar cuerpos de cerdos y sentarse alrededor de una mesa para darse un festín con esos cadáveres en un encuentro familiar. La tradición no es excusa para el asesinato: en esta Nochebuena, PETA Latino le pide a los latinos en EE.UU. y en todo el mundo que dejen a los cerdos fuera de sus platos.
Las cerdas son agredidas sexualmente e inseminadas artificialmente. Las mantienen encerradas durante la mayoría de sus embarazos en “jaulas de gestación”, que pueden ser tan pequeñas como 2 pies de ancho y demasiado estrechas para que puedan darse vuelta o acostarse con comodidad.
Cuando les quitan sus lechones, las desconsoladas madres son nuevamente inseminadas a la fuerza. Este ciclo continúa durante tres o cuatro años antes de que las madres también sean asesinadas.
Desde el momento en que nacen hasta el día en que son asesinados, los cerdos criados para comida están rodeados de sangre, suciedad, terror, enfermedades y asesinato.
En las granjas industriales, los lechones son separados de sus madres cuando tienen menos de un mes de vida. A los bebés indefensos, desprovistos de protección, expuestos a sonidos y olores aterradores, maltratados violentamente por los granjeros, a menudo les cortan la cola. Los trabajadores también usan pinzas para cortarles la punta de los dientes y trozos de las orejas de los animales jóvenes, sin analgésicos.
Aún tienen por delante el espantoso y aterrador viaje al matadero, además del trauma y el horror de sus últimos momentos antes de ser brutalmente asesinados.
De aquí proviene tu lechón
En los mataderos, los cerdos son generalmente colgados boca abajo, sumergidos en tanques de escaldado para depilarlos y luego apuñalados en la garganta, a menudo mientras aún están conscientes.
Todo esto sucede mientras otros animales hacen fila, mirando con horror, y esperando, desesperanzados, su turno para sufrir una muerte lenta y dolorosa.